Gente desconocida.
Keim entra a la galería con cara de estupefacción para decirme que hay dos chicas que han venido expresamente para ver el Amor entre Sillitas. … ¿Estás segura?…
Y así se va llenando la sala hasta llegar a una cantidad de público anónimo que va superando nuestras expectativas.
El espacio underground berlinés, la gente sentada mirando con atención, el galerista flipando – y yo también-, algunas escentas que provocan risa y otras que generan algunos tímidos sonidos deprimentes.
Aplausos.
Observo toda la escena y tengo nuevas sensaciones antes no reconocidas. No conozco a nadie, pero ellos ya conocían a las Sillitas.
Se acaba la proyección, hacemos la sesión de fotos, y con algunos de los asistentes vamos a tomar una cerveza para comentar la jugada.
Baja la tensión y me entra mucho sueño.
DOMINGO
Me levanto temprano para coger el tren de vuelta a Varsovia. Se siente el silencio de la nieve y el vacío de un domingo por la mañana.
Espero el bus con cierta calma y pienso en las personas que me acompañan siempre.
Ester Puig y Núria Keim, hacéis brillar mi mundo exponencialmente.
No he dejado de pensar en ti.